Lista de reproducción.

lunes, 1 de junio de 2015

Las hermanas Windrunner.



En este muy breve post escribiré sobre algunos de mis personajes preferidos del wow, las hermanas Windrunner, escribiré solo de las hermanas ya que de por si históricamente hablando la familia Windrunner es bastante extensa.




Las hermanas Windrunner son Alleria, Sylvanas y Veeresa pertenecen al reino de Silvermoon eran de un linaje extenso de guardabosques que lucharon en la primera y la segunda guerra, se dicen que tuvieron varios hermanos pero de estos solo se conoce a Lirath Windrunner  que fue asesinado por los orcos en la segunda guerra, la familia Windrunner solía habitar en la aguja Brisaveloz en los bosques de Tranquilien.

La hechos en que han participado las WIndrunner han sido tanto históricas como importantes por ejemplo los sucesos en Grim batol, la defensa del portal oscuro y el asedio a Ogrimmar, teniendo cada una de forma individual una gran importancia sus respectivos hechos.



                                   Alleria Windrunner 




Alleria Brisaveloz es la mayor de las hermanas Brisaveloz, quienes distinguidamente sirvieron a Quel'Thalas y a la Alianza. También tuvo un hermano menor. Alleria siempre llevó un collar otorgado por sus padres, que contenía una esmeralda, un rubí y un zafiro.

Cuando la Horda invadió Lordaeron, Anduin Lothar reclamó a los Caminante del Sol sobre a deuda que tenían con los Arathi. El concilio de Quel'Thalas, viendo que la Horda era una excusa para cumplir la deuda en vez de verla como amenaza, envió un grupo de elfos para ayudar a la Alianza de Lordaeron. Alleria era una de los pocos en Quel'Thalas que creía que la Horda podría suponer una amenaza para los elfos, y consecuentemente decidió liderar a los forestales a Costasur para unirse a la Alianza de Lordaeron, aunque no había recibido órdenes.

Alleria trabajó junto a Turalyon y a Khadgar en la campaña para expulsar a los orcos de Lordaeron. Tras saber que la Horda había quemado parte de Quel'Thalas, Alleria llevó al ejército de la Alianza a defender Lunargenta, reuniéndose antes con Sylvanas y su amigo Lor'themar Theron. Aunque lograron con éxito expulsar a los orcos de las tierras, llegaron las malas noticias: dieciocho miembros de su linaje, incluyendo su hermano Lirath, habían sido asesinados. Devastada, Alleria buscó consuelo en los brazos de Turalyon. Estos hechos hicieron que Alleria se tome la guerra como un asunto personal.

Monumento a Alleria En Ventormenta, capital de la alianza.
Afamada Cazatroles de Quel'Thalas. Jefa de exploradores y agente de inteligencia para la Expedición de la Alianza que marchó hacia Draenor, tierra de orcos. Presuntamente fallecida.

Querida hermana, tu corazón atravesó el viento cual hiriente flecha. Fuiste la más brillante de nuestra Orden, la más amada entre nosotros.


- Sylvanas Brisaveloz - General forestal de Quel'Thalas

Alleria empezó a ver a los orcos como alimañas que debían ser exterminadas. Cuando los orcos se reunieron con Ner'zhul y sus caballeros de la muerte, Alleria aceptó liderar a los forestales, parte de la Expedición de la Alianza que se dirigió al Portal Oscuro que los trasladaba a Draenor para detener a la Horda de una vez por todas. Antes de dejar sus tierras, separó su collar en tres partes. Guardó la esmeralda para sí misma y envió el rubí a Vereesa y el zafiro a Sylvanas, enviando a su teniente Verana como mensajera.

Ya en Draenor, después de la caída de la Ciudadela del Fuego Infernal y la buena compañía que consiguió en Turalyon haciéndola olvidar todas sus penas, Alleria envió a gran parte de sus fuerzas con Danath Aterratrols, Thalressar y Kurdran Martillo Salvaje para ir tras Ner'zhul, mientras que la exploradora acompañó a Khadgar y Turalyon para recuperar la Calavera de Gul'Dan del dragón negro Alamuerte. Posteriormente, ayudó a defender al archimago Khadgar mientras éste cerraba el Portal Oscuro hacia Azeroth, para evitar la destrucción de su mundo natal por el cataclismo de Draenor, sacrificando así el camino de regreso a su hogar.

Después de la gran explosión que provocó que Draenor se convierta en lo que hoy es Terrallende, por palabra de Khadgar, se sabe que Alleria y los otros miembros de la Expedición lograron sobrevivir atravesando uno de los portales de Ner'zhul hacia la Dimensión del Torbellino del Vacío, pero no ha sido vista desde entonces. Sin embargo, muchos sobrevivientes se establecieron en el Bastión del Honor, que había resistido incluso después del caos ocurrido en Draenor. Aunque Khadgar, Danath Aterratrols y otros héroes de este tiempo están presentes en Terrallende y los jugadores pueden interactuar con ellos, Alleria y Turalyon permanecen desaparecidos.


En Dalaran se encuentra la Moneda de plata de Alleria, que dice: "Que mis hermanas se realicen en la vida y que nuestro apellido, Brisaveloz, se haga famoso gracias a sus logros." 

En la Moneda de plata de Khadgar se lee: "Turalyon y Alleria, donde estéis, que estéis bien."

                              Vereesa Windrunner 

    


Es una elfa noble guardabosques que luchó valerosamente en la Segunda yTercera Guerra. Es la hermana menor de Sylvanas y de Alleria, una heroína en la Segunda Guerra. Estuvo casada con Rhonin hasta el fallecimiento de este a manos de la Horda.

Casi toda su extensa familia fue asesinada por los orcos en la Segunda Guerra o por La Plaga durante la invasión del Príncipe Arthas a Quel'Thalas durante la Tercera Guerra. A pesar de esto, se puede decir que sus dos hermanas sobrevivieron ya que Sylvanas técnicamente no está muerta y Alleria supuestamente sigue viva, aunque se desconoce su ubicación.

Actualmente, Vereesa lidera el Pacto de Plata, una fuerza militar de elfos nobles que rechazan la inclusión de elfos de sangre en el Kirin Tor. Se denomina a sí misma como "General Forestal del Pacto de Plata", una reminiscencia del título militar de los Generales Forestales de Lunargenta.


El Día del Dragón
Vereesa en el día del dragon

Vereesa entró a formar parte de los Errantes poco antes de la Segunda Guerra, llegando a convertirse en la mejor de su grupo. Ya por entonces, muchos de sus tutores le regañaban por su actitud temeraria y su estilo de lucha, comparándolo peyorativamente con el de los humanos. Vereesa no tomo parte en el conflicto con los orcos, presumiblemente por su falta de experiencia en combate que hicieron que ni siquiera hubiera luchado contra un trol hasta su incursión en Grim Batol.

Siguiendo los pasos de su hermana Alleria, Vereesa se convirtió en guardabosques. Para su disgusto, su primer encargo importante no tenía que ver con cazar a los orcos que habían atravesado el Portal Oscuro para arrasar Azeroth sino escoltar a un mago llamado Rhonin hasta su buque en Hasic, uno de los puertos del este de Lordaeron. Una vez allí, ambos descubrieron que no había barcos disponibles para embarcar hacia su destino principal: Khaz Modan, donde Rhonin debía investigar las maniobras de los invasores orcos.

Tras encontrarse con un grupo de Enanos Martillo Salvaje, ambos les pidieron ayuda pero si los enanos ya eran desconfiados por naturaleza, si quienes solicitaban su auxilio eran una elfa y un mago, la cosa se ponía difícil. Finalmente los enanos fueron persuadidos y pusieron sus grifos a disposición de los viajeros que, tras separarse en pleno vuelo, acabaron en Grim Batol, ocupada por un grupo de orcos al servicio de Nekros Skullcrusher que, utilizando el Alma del Demonio, había esclavizado a Alexstrasza y al Vuelo Rojo.

Vereesa descubrió entonces que el plan de Rhonin había sido desde un principio liberar a la Creadora de Vida. Korialstrasz le había encomendado esta misión al joven mago, dudando de antemano de su éxito. Su plan era hacer creer a la Horda que se aproximaba un ataque, lo que les obligaría a abandonar su posición en la antigua fortaleza humana. Todo iba bien hasta que, en mitad de la evacuación, apareció Alamuerte, que tras haber ayudado a Rhonin, ahora descubría también su doble juego al robar los huevos de Alexstrasza, con la intención de crear una nueva estirpe.

En la lucha final, además de Vereesa, participaron el resto de Aspectos, enanos y por supuesto Rhonin, que robó el Alma del Demonio a Nekros y la destruyó, liberando al Vuelo Rojo que se unieron a la batalla, haciendo huir a Alamuerte.

No mucho después de esta aventura, Rhonin y Vereesa se casaron.


La Plaga arrasa Quel'Thalas.

Gracias a este éxito, Vereesa fue honrada con el cargo de embajadora por parte del Rey Terenas de Lordaeron y por el Kirin Tor. Tanto ella como Rhonin viajaron por los territorios de la Alianza, recordando a sus habitantes que existían otros peligros más terribles que los orcos, y que habría que hacerles frente tarde o temprano. Junto a Rhonin y Krasus, Vereesa estuvo entre los supervivientes a la invasión de La Plaga que arrasó con Lordaeron, Dalaran y Quel'Thalas tras la corrupción del Príncipe Arthas Menethil.

Sin embargo, el resto de su familia no tuvo la misma suerte. Fueron los que más sufrieron en la invasión de La Plaga a Quel'Thalas. Sylvanas fue asesinada por Arthas y levantada como alma en pena bajo su servicio, luego se convertiría en Reina de los Renegados. El abuelo de las hermanas tuvo que enfrentarse y luchar contra su propio hijo, su tío fue transformado en muerto viviente. Uno de sus hermanos menores fue despedazado por su hermano mayor que había caído influenciado por la peste.

Mientras Vereesa y Rhonin, se preparaban para el nacimiento de sus hijos gemelos, Giramar y Galdarin, Rhonin fue otra vez llamado para ayudar a Krasus. Como recompensa por su valor, Nozdormu le permitió regresar con Vereesa cuando fuera a dar a luz a sus gemelos. Nozdormu ofreció a los niños la amistad del vuelo bronce. Una humana llamada Jalia asistió al nacimiento.


La noche del dragón.

Vereesa compartió en otro tiempo una gran afinidad con su primo Zendarin, un elfo joven y ambicioso que, al igual que ella, no acababa de asumir el nuevo papel de los escasos elfos nobles que sobrevivieron a la Plaga. Cuando aparecieron los elfos de sangre, Zendarin utilizó las enseñanzas oscuras de Kael'thas y se desligó de sus tradiciones. Al igual que la mayoría de su clase, se rindió a los poderes de la Fuente del Sol, absorbiendo más magia de la que pudiera manejar. Vereesa, que también sufría cierta ansiedad debido a la pérdida de su poder mágico, estuvo a punto de unirse a ellos de no haber sido por el apoyo de Rhonnin que le ayudó a collevarlo. Cuando nacieron sus gemelos, su amor por los niños fue suficiente distracción para alejar el fantasma de la adicción y la pérdida.

Zendarin, ahora convertido en un sindorei que odiaba a los humanos, trató de secuestrar a los gemelos, creyendo que la unión entre una elfa noble y un mago humano podría dar origen a seres de gran poder mágico. Sin embargo, fracasó.
Tras tratar de adentrarse en las profundidades de Grim Batol con el fin de vengarse de Zendarin, éste trató de robar el alma del demonio (posiblemente como una fuente alternativa de magia), la maléfica creación de Alamuerte que había sido destruida por Rhonin años antes. Pudo haber logrado el poder si no fuera por intervención de Vereesa, que finalmente acabó con la destrucción del Alma del demonio y de la vida misma de Zendarin. Vereesa ayudó a la sacerdotisa draenei Iridi a destruir a Dargonax, quien había asesinado a la compañera de Iridi.

  • Lucharemos hasta el amargo final.
  • Que guerra más atroz. 

                                    

                                       Sylvanas Brisaveloz




Sylvanas fue miembro de una de las familias más importantes dentro de la sociedad de los elfos nobles de Lunargenta. Tiene al menos cuatro hermanos, entre los que se encuentras Lirath, Alleria y Vereesa. Su hogar era la Aguja Brisaveloz, en los tranquilos bosques de Quel'thalas. Sylvanas decidió unirse al cuerpo militar de los forestales, y con el paso de los años ascendió en sus filas hasta el rango de General Forestal de Lunargenta, líder absoluto de todas las fuerzas élficas.


Segunda Guerra


Durante la Segunda Guerra, los elfos nobles ofrecieron tan sólo una ayuda simbólica a la Alianza. Entre dicha ayuda se incluyó el envío de un comando a las órdenes de la hermana mayor de Sylvanas, Alleria. Días después de su partida se descubrió unos misteriosos focos de incendio en los bosques de Quel'Thalas. Sylvanas, tomando el mando de los restantes forestales que quedaban, partió para investigar la causa de dichos fuegos. Lo que descubrió, sin embargo, era que una banda de trol del bosque merodeaba más cerca de lo habitual. Los alcanzó a las pocas horas, justo cuando estos le tendían una emboscada a las fuerzas de Alleria. Sylvanas no perdió el tiempo con preguntas, ordenó a sus exploradores que se unieran a la refriega y así se alcanzó una pronta victoria por parte de los elfos.
Tras el combate, Alleria le hizo saber a su hermana el motivo de su pronto regreso: una banda de orcos, ayudados por algunos dragones, estaban arrasando los bosques al sur de
En la segunda guerra
la nación elfa. Los humanos habían mandado a Alleria en busca de ayuda de Lunargenta, que tan sólo se encontraba a un par de días del campo de batalla. Sylvanas dio la orden de marchar contra los orcos, y así fue como las tropas de la Horda se vieron atrapadas entre dos frentes, por un lado el ejército de Quel'Thalas, dirigido por Sylvanas, y por el otro lado el humano, a las órdenes del paladín Turalyon.

La batalla que siguió fue durísima, y duró varios días, pero finalmente los orcos fueron derrotados y tuvieron que retirarse con numerosas bajas. Alleria y Turalyon los persiguieron, mientras Sylvanas rastreaba los bosques de Quel'Thalas en busca de supervivientes enemigos. Meses después la Horda fue expulsada de Azeroth, el Portal Oscuro fue destruido, y la Segunda Guerra llegó a su fin.

Mientras que Quel'Thalas era todavía una parte (aunque, incómoda) de la Alianza de Lordaeron, Sylvanas admitió el gran talento forestal humano Nathanos Marris en las filas de los Errantes. Esta decisión sorprendió a muchos de sus compatriotas, como Halduron Alasol, Lor'themar Theron y Renthar Lanzalcón. Algunos de los compañeros de Sylvanas se dieron cuenta del gran orgullo que sentía haci su su discípulo humano, y se opusieron a la idea de permitir que un humano entrenase con los forestales elfos.

Incluso el príncipe Kael'thas Caminante del Sol tuvo objeciones sobre esto, y envió una carta a Quel'Thalas exigiendo a Sylvanas echar a Nathanos del cuerpo de forestales. A pesar de esto, Sylvanas persistió, y su respuesta fue simplemente que Nathanos sería un aliado leal. Y estuvo en lo cierto, el talento de Nathanos le permitió convertirse en el primer y último de los señores forestales humano, y fue responsable de las victorias que abarcaron una década de conflicto.

Arthas torturando a Sylvanas



La invasión de la Plaga


En verdad, como Sylvanas agonizó después de ser empalada por la Agonía de Escarcha, le dijo a Arthas que acabase con ella, diciendo que se merecía una muerte limpia. Habiendo tenido que luchar contra ella cada paso del camino, Arthas respondió diciéndola que lo último que le daría era la paz de la muerte. Momentos después Sylvanas cayó en una oscuridad reconfortante, sintiendo una angustia que nunca había conocido. Arthas arrancó su alma y Sylvanas Brisaveloz se convirtió en la primer alma en pena de los elfos nobles. Fue capaz de dar voz a su dolor, y al hacerlo ella, causaría dolor a los demás. Su cuerpo fue lanzado a un carro de despojos, perdido entre miles de cadáveres que la Plaga había ido recolectando y más tarde lo sellaron en un ataúd de hierro como un acto más de venganza contra la General Forestal.

Sylvanas, ahora una alma en pena, la concedieron una serie de habilidades no convencionales. Aunque con su voluntad límitada completamente, en un proceso que se asemeja al de un maestro de marionetas de hilo, Arthas le permitió conservar su conciencia de sí misma - para que pudiese ser testigo de la destrucción de su pueblo. Sylvanas fue llevada a Lunargenta como un trofeo, y aunque los elfos se asombraron, Sylvanas no les pudo ayudar aunque se sintió orgullosa al contemplar que continuaban su inútil lucha contra Arthas. Aunque Arthas había podido hacer un puente con los cadáveres para pasar el primer, no pudo hacer lo mismo para alcanzar Quel'Danas y la Fuente del Sol. Entonces, Arthas sumergió la Agonía de Escarcha en el océano y creó un camino de hielo en su lugar.

Así comenzó su brutal asalto a la Fuente del Sol, y Sylvanas vio impotente cómo se involucraba en un combate con el gobernador elfo noble elfo, el Gran rey Anasterian Caminante del Sol. Esperaba que el anciano rey pudiese acabar con él, aunque sabía que no era posible. Sus esperanzas aumentaron cuando Anasterian logró desmontar a Arthas por herir gravemente su corcel esquelético, Invencible, aunque sólo sirvió para enfurecer aún más Arthas y el Rey Anasterian cayó ante de la Agonía de Escarcha. Sylvanas fue testigo del renacimiento de Kel'Thuzad a través de la destrucción de la Fuente del Sol, y superada por el dolor, soltó un grito que casi ensordeció el ejército, pero sólo divertió a Arthas. Sin embargo, Sylvanas no pudo dejar de sentir eufória al ver que el traidor de Quel'Thalas - Dar'Khan Drathir - también cayó.

Con eso, la poderosa nación élfica de Quel'Thalas sufrió su época más oscura. La antigua General Forestal acompañó a Arthas a una puerta demoniaca, donde Kel'Thuzad se comunicó con Archimonde. El demonio les instruyó atacar Dalaran y Sylvanas se burló de Arthas ya que pudo ver dentro de él un indicio de arrepentimiento - perteneciente a alguien del que tenía "buenos recuerdos" - Jaina Valiente. Arthas la silenció rápidamente, ejerciendo su dominio sobre su espíritu, aunque Sylvanas no pudo reprimir una sonrisa de satisfacción. También estuvo presente durante la caída de Dalaran, matando a sus magos.


Regreso a Lordaeron


Sylvanas se convirtió en uno de los generales de Arthas que permaneció en Lordaeron junto a Kel'Thuzad bajo la supervisión de los señores del terror, quienes se había quedado en Lordaeron para protegerlo en nombre de la Legión. Cuando Archimonde fue derrotado en la Batalla del Monte Hyjal, Sylvanas se enteró rápidamente por medio de Kel'Thuzad. Sin embargo, los meses pasaron y los señores del terror seguían ignorando el destino de su maestro. Varimathras, Detheroc y Balnazzar recibieron la noticia de boca de Arthas a su regreso de Kalimdor tras lo cual huyeron ante el riesgo que corrían al encontrarse rodeados de los ejércitos de muertos bajo sus órdenes.

Arthas ordenó acabar con todo resto de vida de Lordaeron como tributo a Ner'zhul. Kel'Thuzad informó de que los supervivientes humanos estaban huyendo por el paso de las montañas de manera que ambos, con la ayuda de Sylvanas, se dirigieron allí para evitarlo. A pesar de los esfuerzos del paladín Dagren el Asesino de Orcos, Sylvanas y sus almas en pena dieron buena cuenta de los refugiados humanos que intentaban escapar y aniquilaron a los civiles que se encontraban junto a los paladines.

La forestal oscura


En este punto, el debilitado Ner'zhul comenzó a perder el control sobre la mente de Sylvanas y diversas almas en pensa. Consciente de ello, Sylvanas decidió ocultar este hecho a Arthas y Kel'thuzad mientras continuaba a sus órdenes. Los señores del terror contactaron con ella intentando que se uniera a su causa en una reunión secreta. Sylvanas les contó que los poderes de Arthas estaban empezando a disminuir debido a la debilidad de Ner'zhul y les ofreció su ayuda pero solo a cambio de que se llevara a cabo según sus propios términos.



Los señores del terror planearon matar a Arthas en la capital de Lordaeron pero Sylvanas ideó un plan de contingencia en el caso que Arthas huyera. Mandó a un grupo de almas en pena para que escoltaran al príncipe hacia los bosques donde le esperaría. Sin embargo Arthas sobrevivió a la emboscada de los nathrezim y las almas en pena siguieron el plan previsto escoltando a Arthas y matando a sus guardaespaldas.

Sylvanas había recuperado ya su antiguo cuerpo físico e insufló su corrupto espíritu en él de manera que se convirtió en un ente no-muerto corpóreo. Escondida entre las sombras, Sylvanas lanzó una flecha que había creado ella misma contra Arthas. El proyectil envenenado le alcanzó paralizándolo. Furioso por su traición, Arthas exigió una muerte rápida a lo que Sylvanas se negó recordándole el calvario que le hizo pasar a ella. Fue entonces cuando apareció Kel'Thuzad acabando con los apoyos de Sylvanas y haciéndola huir.

Tras descubrir que el vínculo que antaño tuviera con el mundo natural había desaparecido, se enfureció y comenzó a investigar un campo que ahora era mucho más cercano a ella: la nigromancia. Uniendo las técnicas de guerra élficas con los poderes oscuros, desarrolló un estilo de combate completamente nuevo. Sería el nacimiento de los forestales oscuros.
Reina de los Renegados

Arthas pudo así llegar así a Rasganorte, siendo requerido para ayudar al Rey Exánime mientras que Kel'Thuzad desapareció sin dejar rastro.Sylvanas y otros no-muertos se vieron libres del control de Ner'zhul, a pesar de que mantuvieran un aspecto externo tan abominable.

Mientras Sylvanas pensaba en lo que haría a continuación, fue interrumpida por Varimathras, el señor del terror la felicitó por haber expulsado al príncipe, y la invitó a formar parte de la nueva orden que sus hermanos estaban organizando. Sylvanas, sin embargo, se cuidó mucho de renunciar a la nueva libertad que había conseguido para los suyos, y se negó. Varimathras le advirtió que si no estaba con ellos estaba contra ellos, y la dejó sola. La forestal comprendió que su campamento sería atacado en breve, y que su ejercito de almas en pena no sería rival para las fuerzas de los grandes demonios. Necesitaba aliados, y pronto.

Rastreando los alrededores, Sylvanas encontró un grupo de criaturas que serían perfectas para sus planes. Mandó a sus almas en pena a poseer a sus líderes: Mug'thol de los ogros, Blackthorn de los bandidos,Melegruños de los gnoll, Zul'rogg de los trol del bosque y el Rey Múrloc. Varimathras finalmente llegó al lugar, sólo para ver como sus fuerzas eran engullidas por semejante mezcla de adversarios. El señor demoníaco pidió a Sylvanas que le perdonara la vida a cambio de informarla sobre la posición de los campamentos de sus hermanos. A Sylvanas no le cabía duda de que no era de fiar, pero pensó que podría controlarle y que podría usarlo contra el ejército de Detheroc.

Detheroc había subyugado la voluntad de Garithos que ahora era su siervo, así como sus hombres, que los usaba como ejército personal. Sylvanas mandó a sus almas en pena que se hicieran con el control de un par de exploradores humanos, y se infiltraran así en su campamento. Por la noche, mientras los humanos descansaban, las infiltradas abrieron sigilosamente el portón del campamento a las tropas de Sylvanas, que irrumpieron asesinando a todo el que se encontraron. La alarma sonó, pero era demasiado tarde.

Desorganizadas, las fuerzas del demonio fueron destruidas rápidamente. Sylvanas retó a Detheroc a combate singular, acabando rápidamente con él. Una vez eliminado el señor de los demonios, Garithos y sus soldados se vieron liberados del conjuro de control. La elfa comprendió que no era más que un estúpido arrogante, y le convenció para que le ayudara en su lucha por conquistar Lordaeron, a cambio de darle el control de la ciudad una vez acabada esta. Evidentemente, no pensaba cumplir dicha promesa.

La noche antes de atacar la Ciudad Capital, Sylvanas se reunió con los no-muertos liberados. Habló acerca de su propósito en el mundo y si la ayudarían a volver a tomar la Capital. Lydon le preguntó lo que hizo con los humanos de Garithos. Ella respondió que ellos sólo sirven para la batalla.

La capital sufrió un ataque a tres bandas, con Garithos por el sur, Sylvanas por el este y Varimathras por el noroeste. Las fuerzas de Balnazzar intentaron por todos los medios parar a los asaltantes, pero fue en vano. Con Balnazzar atrapado, Sylvanas ordenó a su hermano, Varimathras, que acabara con él. Varimathras dudó, ya que un señor del terror
Ballnazar en la Cruzada Escarlata
tiene prohibido matar a otro, pero ante las amenazas de Sylvanas cedió, acabando con la vida de su hermano - más tarde se supo que Balnazaar no murió y acabó infiltrándose como el líder de la Cruzada Escarlata. No dudó tanto cuando también se le ordenó asesinar a Garithos.

Con todos sus enemigos eliminados, Sylvanas se proclamó como la líder de los Renegados. Nunca más seguirían a la Plaga o a la Legión, a partir de ahora eran libres de tomar su propio camino, y acabarían con todos los que se les interpusieran.

Sylvanas rápidamente fundó su nuevo imperio de no-muertos. Liberando a muchos no-muertos del dominio del Rey Exánime y organizandolos en una nueva nación propia, Sylvanas atacó las catacumbas reales bajo las ruinas de la Ciudad Capital - Entrañas - y se hizo cargo de los Renegados. Desde que situaron allí su residencia, los Renegados han trabajado duro para completar la construcción de Entrañas dragando el enrevesado laberinto de catacumbas, tumbas y mazmorras que comenzó Arthas.



Un consejo de guerra


Finalmente había llegado el momento de enfrentarse a la Plaga. Sylvanas y su boticario jefe, Putress, se reunieron con el Jefe de Guerra Thrall, con el Alto señor supremo Colmillosauro y con Garrosh Grito Infernal para planear su próximo movimiento. Después de un duelo entre Garrosh y Thrall (impulsado por la creencia de Garrosh de la necesidad de tomar una acción inmediata) fuese interrumpido por un ataque de la Plaga, Sylvanas ayudó a defender a Orgrimmar. Tras la victoria de la Horda, Thrall declaró la guerra al Rey Exánime. Satisfecha, Sylvanas envió a Putress para ayudar a la Horda en Rasganorte - su vasto conocimiento de la peste seguramente sería una adición beneficiosa a su arsenal.

A la sombra del Sol.




La Reina alma en pena.

Con la Horda ahora centrada en una campaña a Rasganorte, Lady Sylvanas y un grupo de guardias reales viajaron a la Aguja Furia del Sol para conseguir el apoyo de los elfos de sangre en la guerra. Se reunió con su antiguo camarada, Lor'themar Theron, el Señor Regente de Quel'Thalas, junto con el Gran magister Rommath y el actual General Forestal de Lunargenta, Halduron Alasol. Sylvanas ordenó a Lor'themar enviar las fuerzas de elfos de sangre (los magister, errantes y caballeros de sangre) a Rasganorte, aunque Lor'themar fue aprensivo, ya que apenas habían superado la guerra en Quel'Danas. Sylvanas indicó que los elfos de sangre eran una parte de la Horda gracias a ella, y que si no se movilizaban seguramente perderían su apoyo - y el apoyo de Renegados en sus tierras.

Convencido, Lor'themar cedió y se comprometió a enviar a un contingente de elfos de sangre a Entrañas. Sylvanas se preparaba para irse, cuando Rommath se indignó por este giro de los acontecimientos. Rechazó su ayuda, afirmando que esta situación era un simple chantaje. Sylvanas le informó de que todo lo que deseaba era la fuerza para derrotar a su mayor enemigo - y que por otra parte, sus ofertas eran sólo eso - ofertas. Lor'themar acabó con su conversación y se marchó silenciosamente.


La nueva peste


Sylvanas fue una vez a ver a Faranell, quien le mostró los efectos de la nueva peste. Se quedó satisfecha con el resultado, pero advirtió a Faranell que aquella peste no cayera en manos equivocadas. Cuando Arthas mató a la forma incorpórea de Ner'Zhul y se convirtió él sólo en Rey Examine, Sylvanas sintió que algo terrible estaba pasando.

Campaña en Rasganorte


De esta manera, la Horda comenzó con su asalto a la región helada de Rasganorte. Mientras que el principal avance de la Horda, liderado por Garrosh Grito Infernal, atacaban desde la Tundra Boreal; los Renegados - bajo la bandera de La Mano de la Venganza - asaltaron la región del Fiordo Aquilonal con su considerable armada. Bajo el liderazgo directo de Sylvanas, la Mano de la Venganza trajo consigo todo el arsenal de los Renegados - incluyendo las penúltimas fases de su enigmática peste, que se perfeccionó durante su tiempo en Rasganorte.

Uno de los nuevos campamentos de Renegados en Rasganorte fue Nuevo Agamand, donde se instalaron la mayoría de los miembros de la Sociedad Real de Boticarios a fin de perfeccionar la peste para liberarla sobre al Rey Exánime. Lady Sylvanas había estado supervisando metódicamente y pacientemente la creación de este contagio desde hace varios años y parecía que por fin había llegado el momento para probarla en la Plaga.

Sin embargo, el Gran boticario Putress, quien Sylvanas había enviado a Rasganorte, emprendió este honor pronto- con el lanzamiento de la perfeccionada y voraz peste sobre los miembro de la Plaga, de la Alianza e incluso de la Horda durante la Batalla de Angrathar.

La batalla por Entrañas


Cuando las fuerzas combinadas de la Horda y la Alianza empiezaron su asalto sobre Angrathar, se produjo un alzamiento en Entrañas. Varimathras y un ejército de sus hermanos demoníacos invadieron la ciudad, matando a todos los que no se sometieran a su mandato. Sylvanas, que casi muere durante el golpe, logró escapar junto a varios miembros leales a Orgrimmar. No dispuesta a permitir que los señores del terror permaneciesen en territorio de la Horda, Thrall y Sylvanas planearon un contraataque inmediato. En el medio de su planificación, Jaina Valiente llegó con noticias terribles: tras la muerte de Bolvar Fordragón, Varian Wrynn se estaba preparando para una posible guerra contra la Horda. Jaina había sido enviada para obtener una explicación para la traición en la Puerta de Cólera. Aunque Thrall y Sylvanas explicaron que la Horda no fue responsable, sino Putress, Jaina les advirtió que el rey Varian ordenaría un asalto a Entrañas para traer a Putress ante la justicia y liberar Lordaeron para la Alianza.

Sylvanas volvió al Entrañas liderando un ejército de la Horda, con la intención de retomar su ciudad junto a Thrall y Vol'jin quienes la acompañaron durante el asalto. Durante la refriega se escuchó un lamento de sus labios: que provenía de la Sala del Trono. Allí Sylvanas luchó y finalmente mató Varimathras, recuperando su trono. Mientras esto ocurría, el Rey Varian lanzó su ataque a las alcantarillas de Entrañas. Al descubrir varios experimentos de los Renegados con cautivos humanos, pensó en declarar la guerra a la Horda. Varian entró en el Barrio Real poco después de la derrota d

Sylvanas luchando por Entrañas
e Varimathras, etiquetándolos de monstruos y cargó contra el Jefe de la Guerra y la Dama Oscura. Sin embargo, rápidamente fue transportado fuera de la batalla por Jaina, que llevó a las fuerzas de la Alianza a Ventormenta.

Con la batalla finalizada, Sylvanas pudo reclamar su trono, y condenó a muerte a los rebeldes traidores. Sin embargo, todo esto fue estuvo acompañado de un coste político desconocido e imprevisible. Es por esto que Thrall dejó en Entrañas parte de la Guardia Kor'kron para evitar nuevas sublevaciones.





Las Salas Heladas

Sylvanas y el fantasma de Uther
en las cámaras de reflexión


Sylvanas lideró a la Horda en las Salas Heladas, dentro de la Ciudadela de la Corona de Hielo para enfrentarse al Rey Exánime y lograr vengarse de Arthas por destruir Quel'thalas y por convertirla en un alma en pena. Acompañada por las forestales oscuras Kalira y Loralen, ayudó a los héroes de la Horda en sus batallas por los pasillos malditos y se unió a varios campeones del Torneo Argenta. Tras la derrota de Ick y Krick, Krick suplicó misericordia e intentó satisfacerla con el conocimiento de que Agonía de Escarcha estaba dentro de las salas - sin vigilancia. Krick fue eliminado al final por el Señor de la Plaga Tyrannus, y Sylvanas se dirigió hacia a las Cámaras de Reflexión. Antes de entrar en las cámaras, tuvieron que luchar con Tyrannus. Justo después de su muerte, Sindragosa apareció y mató a casi todos los combatientes excepto a Sylvanas, a sus dos forestales y a los aventureros. Envió a Kalira para conseguir refuerzos y con Loralen y los aventureros entró en las Cámaras.

Tras llegar a sus aposentos privados en las Salas de la Reflexión donde permaneció muy cerca de Agonía de Escarcha, Sylvanas sintió el dolor de su muerte proveniente de la espada. En este momento, se le ocurrió tratar de contactar con los espíritus de la hojarruna con la esperanza de que pudieran ofrecerle alguna ayuda. En este punto, el espíritu de Uther el Iluminado apareció alertándola de que el Rey Exánime se dirigía hacia allí y que sería una imprudencia tratar de derrotarlo en este lugar. Uther reveló a Sylvanas que incluso aunque Arthas sea destruido, alguien debe reemplazarle como señor de la Plaga, de lo contrario el mundo viviría un holocausto provocado por el incontrolable ejército de no-muertos que se encargaría de arrasar con cualquier cosa que se pusiera en su camino. Para derrotarlo, deberían destruir primero el lugar donde el ente fue creado: el Trono Helado.

Justo en ese momento, el Rey Exánime llegó para reclamar su espada, consumiendo el alma de Uther. Tras invocar a Falric y Marwyn, sus dos lugartenientes de más rango, se enfrentó a los intrusos. Mientras los aventureros que acompañan a Sylvanas luchaban contra ellos, la Dama Oscura y la forestal oscura Loralen hacían lo propio con el Rey Exánime que huyó hacia el interior del santuario. Tras derrotar a los caballeros de la muerte y sus aliados, el grupo encontró a Loralen muerta mientras por el pasillo se escuchaba el sonido de la batalla que se libraba en la cámara donde Sylvanas y Arthas luchaban en un singular combate. Tras darse cuenta que el Rey Exánime era demasiado poderoso como para enfrentarse allí contra él, tal y como Uther le había advertido, Sylvanas y su escolta huyeron a través de los muros de hielo mientras olas de enemigos invocados por Arthas tratan de entorpecer su avance. Cuando llegaron al exterior, se encontraron en un camino sin salida por lo que todo parecía indicar que tendrían que enfrentarse al Señor Oscuro. Sin embargo se produjo la llegada del Martillo de Orgrim a tiempo para rescatarlos. Mientras huían de las Salas de la Reflexión, Sylvanas se dio cuenta que los poderes del Rey Exánime se habían incrementado notablemente y que para derrotarlo, se necesitaría todo un poderoso ejército, uno más numeroso que el que podría reunir toda la Horda.
La caída del Rey Exánime

Eventualmente, Arthas cayó en combate a manos de Tirion Vadín y sus campeones, poniendo fin a su reinado de terror. Con la muerte del Rey Exánime, uno de los aventureros que portaba la legendaria Agonía de Sombras encuentra un Cofre sellado que contenía varios objetos, entre ellos un vial lleno de sangre. El aventurero se lo dio a Sylvanas que esperaba en el Martillo de la Luz:

Lady Sylvanas Brisaveloz dice: Así que, está hecho.

Lady Sylvanas Brisaveloz dice: No me atrevía a confiar en mis sentidos. El Rey Exánime me ha engañado demasiadas veces.

Lady Sylvanas Brisaveloz dice: Por fin, ha pagado por las atrocidades cometidas contra mi pueblo.

Lady Sylvanas Brisaveloz dice: Que Azeroth recuerde el terrible precio que pagamos por nuestra debilidad... Por nuestro orgullo.
Lady Sylvanas Brisaveloz dice: ¿Y ahora qué héroe?... ¿qué hay de los liberados de sus garras que siguen encadenados a sus cuerpos mortales?

Lady Sylvanas Brisaveloz dice: Déjame.

Lady Sylvanas Brisaveloz dice: Tengo que reflexionar.

Filo de la noche


Después de la muerte de Arthas Menethil, Sylvanas se aventuró sola al Trono Helado. Irritada por no haber estado allí para verlo caer, Sylvanas se consoló al saber que el trabajo que había comenzado en los frondosos bosques de Quel'Thalas fue por fin completado: Arthas estaba muerto. Con su venganza saciada, Sylvanas sólo podía pensar en cuando Arthas le arrancó su alma y se dispuso a lanzarse desde la ciudadela hacia los picos de saronita, lo único capaz de destruirla completamente. Contemplando el final de su largo viaje, nueve val'kyr se acercaron concediéndola visiones de su pasado. Sylvanas las ignoró y se lanzó al vacío.

Sylvanas vio una visión del futuro de su pueblo. Sin su liderazgo, la mayor parte de los Renegados fueron sacrificados por Garrosh Grito Infernal en un fallido asalto a Gilneas. En el Baluarte, el boticario Lydon organiza un último y desesperado contraataque contra la invasión de las fuerzas de la Alianza. Como consecuencia, los Renegados se arrojaron furiosos a hogeras antes de enfrentarse a los embates que venían. Al finalizar la visión, Sylvanas se encontró flotando en un vacío oscuro donde sólo había desesperación, miedo, arrepentimiento y frío. También se topó con el fantasma de Arthas y se sorprendió al encontrar que era en ese momento un niño solitario y asustado. Mirando al hombre que había infligido tal tormento, Sylvanas admitió que realmente sentía lástima por él a pesar de lo que le había hecho. Cuando se dio cuenta de que este reino de angustia debía ser su eternidad, las val'kyr aparecieron ante ella otra vez. Lideradas por Annhylde la Invocadora, ofrecieron a la Dama Oscura un pacto: en lugar de permitir a Sylvanas residir eternamente en este reino aterrador, Annhylde se ofreció a ocupar su lugar si en su lugar si se unía a las restantes val'kyr. Sylvanas aceptó el pacto y fue devuelta al reino de los vivos, rodeada por las ocho val'kyr restantes.

Sylvanas regresó al Bosque de Argénteos, donde Garrosh dirigía el asalto a Gilneas y declaró que la invasión se llevaría a cabo a su manera; Garrosh aceptó de mala gana, y Sylvanas ordenó a su flota rodear la costa sur para acosar a los pueblos y dividir a los defensores de Gilneas. Reflexionando sobre lo que ella había sido, Sylvanas comprendió que su pueblo no era simplemente flechas en su carcaj, sino un recurso importante que no se iba a desperdiciar.
Sylvanas en el relato corto "Al filo de la noche"

Mareas de guerra

Sylvanas estuvo presente en la reunión de líderes de la Horda convocada por el Jefe de Guerra Garrosh Grito Infernal, en la que el Jefe de Guerra dejó claro sus planes para atacar y aplastar la nación de Theramore. Sylvanas se opuso a esta idea, preocupada que la Alianza pudiese dirigir su venganza hacia los Renegados y los sin'dorei si viesen comprometida su principal base en Kalimdor. Sylvanas repetidamente busca el apoyo de Lor'themar Theron, jugando con su simpatía, aunque éste la rechaza.

Garrosh aseguró a Sylvanas que cualquier contraataque se abordaría, y la Dama Oscura dispuso al Capitán Frandis Farley para representarla durante el asedio a Theramore. Después de la guerra, Garrosh mata a Farley en la posada de Cerrotajo por para cuestionar sus acciones en la reunión con Baine y Vol'jin.


Asedio de Orgrimmar

Sylvanas formó parte del Asedio de Orgrimmar, participando junto a Lor'themar y Aethas, en el equipo de desembargo en la Bahía de Garrafilada que se enfrentó a Galakras.

Cuando Garrosh fue derrotado, Sylvanas formó parte de la comitiva que aceptó a Vol'jin como nuevo Jefe de Guerra, sin embargo, para la reina de los renegados, a pesar de haber llevado a cabo con éxito la difícil tarea de reunificar a la Horda, el trol tendrá que demostrar su valía para ganarse el apoyo del resto de líderes.


  • "He caminado por los reinos de los muertos. He visto la infinita oscuridad. Nada de lo que digas. O hagas. Podrá asustarme lo más mínimo."
  • ¿Mantenía su corazón de guerrera? ¿Se había vuelto fría? No, era la misma. Igual en la muerte que en vida.
  • "Soy Sylvanas Brisaveloz, jefa de los forestales de Lunargenta. Os aconsejo que deis la vuelta."
  • Somos los Renegados. Mataremos a cualquiera que se ponga en nuestro camino.

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